Artista destacado de la década de los ochenta, Tom Carr es escultor, pintor, y uno de los artistas más relevantes en el campo de la instalación y la arquitectura.

Sus obres muestran una voluntad de equilibro entre los conceptos y la forma, idees que han evolucionado a lo largo de su producción. Esta evolución se aprecia en sus esculturas, donde utilizaba materiales más tradicionales como la madera, creando formas más arquitectónicas que representaban escaleras, arcos, torres, etc. Con el paso del tiempo, las creaciones pasan a ser más lumínicas y las piezas reflejan una síntesis de elementos, consiguiendo una mayor expresividad, mediante el uso de cilindros, helicoides o espirales. Otros conceptos clave en la producción de la artista, son el espacio y la luz, generando un dialogo entre el espacio y movimiento que se deriva. El lenguaje, de Carr contiene multitud de referencias artísticas a la vanguardia europea, en especial a la escuela constructivista rusa, al mismo tiempo que remete a la obra de artistas como Calder o Tatlin.

La colección Suñol Soler preserva una parte de la producción de los años ochenta, con obres diversas que muestran esta representación característica de escaleras y cilindros.