Federico Guzmán nace en Sevilla en 1964, misma ciudad donde a finales de los ochenta surgen una generación de artistas que revolucionaron el panorama artístico español. La mayoría de estos, conocidos como la Nueva Figuración Sevillana, reivindicaban el formato de la pintura ante las corrientes conceptuales y abstractas que dominaban el panorama artístico español desde los setenta. Entre ellos encontramos a Guzmán como uno de los miembros más jóvenes, aparecidos alrededor de la Galería La Máquina Española. Aun así, su obra bebe mayoritariamente de los autores conceptuales norteamericanos de los setenta, ya que su trabajo derivará hacia una concepción del arte como herramienta transformadora de la sociedad.

Destaca, sobretodo, su trato del color, lleno de optimismo, vitalidad y ternura a través del cual reflexiona sobre la sociedad actual, siempre bajo un discurso metafórico. Ejemplos son sus trabajos donde enfatiza en la experiencia del intercambio de ideas mediante la corriente eléctrica o las líneas telefónicas. Pero su estancia en Bogotá entre el 1997 y el 2000 le hace reflexionar sobre su conexión con la naturaleza, algo que se verá reflejado en sus obras posteriores. Actualmente su pintura reflexiona acerca de mundos oníricos y personales a través de planteamientos geométricos.